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En 2016, Sir Ken Robinson, educador, escritor y conferencista británico fue invitado a dar un discurso en la Escuela de Danza Contemporánea de Londres en honor al director de la escuela Robert Cohan. El discurso de Robinson se enfocó en el rol de la danza en las escuelas y el título de su lectura era “por qué la danza es tan importante como la matemática en la educación”. Su visión tuvo varias reacciones, algunas muy positivas y otras no tanto. Algunos profesores de matemática, por ejemplo, cuestionaron la afirmación, argumentando que no entendían cómo la danza podía estar al mismo nivel que esta ciencia exacta.
A pesar de esto, Robinson tenía los argumentos perfectos para explicar por qué su afirmación en realidad es cierta. Lo primero que dice él es que, lo uno no reemplaza a lo otro. De hecho, está seguro de que se relacionan. La matemática, dice el educador en Ideas TED, es una parte indispensable “de la gran aventura creativa de la mente humana”, y además está absolutamente relacionada con la dinámica de la danza. Su visión con respecto a la danza no pretende desprestigiar la matemática, sino que se centra más bien en la equidad en la educación del niño en su totalidad y en la importancia de poner a la danza en el mismo nivel que otras artes, que el lenguaje, la ciencia y las humanidades en general.
Robinson define así a la danza: “es la expresión física a través del movimiento y el ritmo de las relaciones, los sentimientos y las ideas”.
Nadie inventó la danza, dice el educador, quien explica que además, está en el corazón de todas las culturas y hace parte del pulso de la humanidad en múltiples géneros, estilos y tradiciones que van evolucionando en el tiempo. La danza cumple múltiples roles, desde lo recreacional, hasta lo sagrado y en ese sentido, cubre un amplio espectro desde un punto de vista social. Pero, si estan importante, ¿por qué no se considera como prioridad en la educación? En la publicación Dance Education around the World: Perspectives on Dance, Young People and Change, los investigadores Charlotte Svendler Nielsen y Stephanie Burridge recogen diversos estudios que explican el valor que se le da a la danza en diferentes lugares del mundo y contextos. En general, los hallazgos en estas investigaciones indican que el bajo estatus de la danza se debe al alto estatus del trabajo académico convencional, el cual asocia la inteligencia con el razonamiento verbal y matemático, principalmente.
Pero en los estudios recopilados se explora también cómo una comprensión más profunda de la danza desafía las concepciones estándar de la inteligencia y demuestra el poder transformador de ésta, en personas de todas las edades y procedencias.
En Nueva York, por ejemplo, existen grandes compañías de baile que desde hace años han impactado con la danza a varias escuelas. Una de esas se llama Dancing Classrooms.
Dancing Classroom fue creado por el bailarín Pierre Dulaine en 1994 y desde hace un tiempo, con su programa escolar, se ha dedicado a llevar baile de salón a distintas escuelas del país. El objetivo de la compañía es mejorar las relaciones sociales al interior de las escuelas –especialmente desde el punto de vista del género– y enriquecer la cultura escolar, cultivando, a través de la danza, valores como la colaboración, el respeto y la compasión.
Las escuelas que participan de este tipo de programas, han podido ver el impacto y los beneficios de la danza en sus estudiantes y esto sucede porque muchas formas de danza, incluyendo la de salón, son inherentemente sociales. Incluyen movimientos grupales, sincronía, empatía y contacto físico. Según cuenta Robinson, diversas encuestas muestran que el 95% de los profesores que participan en el programa Dancing Classrooms aseguran que el baile ha tenido mejoras en las habilidades de colaboración de sus estudiantes. Además, un 66% de los directores de escuela en Los Ángeles aseguran que después del programa, los niveles de aceptación entre estudiantes, han aumentado de forma considerable y por su parte, 81% de los estudiantes aseguran tener más respeto por los demás gracias a esto.
Los beneficios de la danza son muchos, incluso pensando en el futuro de los estudiantes.
Esto tiene que ver con las cualidades que promueve la danza, que son las mismas que los empleadores reconocen como esenciales en los equipos de trabajo. Obviamente, esto también tiene un impacto directo en lo que sucede al interior de la escuela en términos académicos. Según afirma Robinson en Ideas TED, un director de escuela que tienen un vínculo con Dancing Classrooms, ha asegurado estar muy impresionado por los resultados de sus estudiantes de quinto grado en lectura y matemática. El director afirma que no hay “peros” acerca del impacto que tiene el programa de danza en la vida académica de los niños. Cuando él llegó a la escuela, los estudiantes estaban fallando en cuanto al puntaje, pero luego del programa, los niños obtuvieron un puntaje del 85% en la prueba de lectura. Fue la más alta en la escuela.
Según explica el educador, varios estudios han comprobado que una hora de actividad física vigorosa tiene un impacto positivo en la memoria, la concentración y el comportamiento en el aula, lo que explica los buenos resultados académicos ya mencionados.
¿Qué significa todo esto? Que efectivamente, la danza no reemplaza a la matemática de ninguna manera, pero sí sirve como herramienta para que los niños puedan comprenderla de una mejor forma. Y no sólo la matemática, sino también otras áreas del saber como el lenguaje. Particularmente en EE.UU., la oportunidad que tienen los niños de escasos recursos de acceder a la danza y las artes en general, es muy escasa, una realidad que debería cambiar de raíz y no sólo allá, sino en todos los contextos del mundo donde el acceso a esta educación es limitado. Bob Morrison, fundador y director de una organización llamada Quadrant Research dice:
“Existe un mito persistente de que la educación artística es para los dotados y talentosos, pero sabemos que las artes benefician a todos, independientemente de sus vías vocacionales. No enseñamos matemática únicamente para crear matemáticos, y no enseñamos a escribir solo para crear la próxima generación de novelistas. Lo mismo aplica en las artes. Les enseñamos para crear ciudadanos equilibrados que puedan aplicar las habilidades, el conocimiento y la experiencia de participar en las artes a sus carreras y vidas”.
Morrison no podría explicarlo mejor. Tal como lo planteó Robinson el día que dio aquel discurso en la compañía del baile, la danza no es el reemplazo de ninguna otra área del saber y tampoco es mejor, pero sí es una herramienta que complementa esas áreas y permite a los estudiantes desarrollar las habilidades que les permitirán triunfar no sólo en la escuela, sino también en la vida misma.
Escrito por Camila Londoño en eligeeducar.cl